Dormir es mucho más que una actividad reparadora; es un proceso biológico esencial que impacta casi todos los sistemas del cuerpo. Sin embargo, para quienes padecen dolor crónico, dormir bien puede ser un verdadero desafío. Estudios revelan que hasta el 80% de las personas con dolor crónico enfrentan problemas...
enero 28, 2025
Dormir es mucho más que una actividad reparadora; es un proceso biológico esencial que impacta casi todos los sistemas del cuerpo.
Sin embargo, para quienes padecen dolor crónico, dormir bien puede ser un verdadero desafío.
Estudios revelan que hasta el 80% de las personas con dolor crónico enfrentan problemas de sueño, creando un círculo vicioso donde la falta de descanso agrava el dolor y viceversa.
Cuando el sueño se ve interrumpido, el cuerpo libera citoquinas proinflamatorias, como la interleucina-6 (IL-6) y el TNF-α, que sensibilizan los receptores del dolor.
Esto, a su vez, intensifica el malestar físico y dificulta aún más el descanso, perpetuando un ciclo que es difícil de romper.
La ciencia confirma que el sueño profundo es clave para regular la inflamación. Durante esta fase, el sistema inmunitario reduce la producción de sustancias inflamatorias y potencia la regeneración celular mediante hormonas reparadoras.
Por el contrario, una sola noche de sueño deficiente puede aumentar los niveles de inflamación sistémica, algo especialmente preocupante en enfermedades autoinmunes como el lupus o la fibromialgia.
El sueño REM, crucial para el procesamiento emocional y la percepción del dolor, también juega un papel vital.
En esta fase, el cerebro procesa experiencias físicas y emocionales. Cuando el sueño REM es insuficiente, la hipersensibilidad al dolor aumenta, como lo han demostrado estudios en pacientes con fibromialgia.
Esto subraya que la calidad del sueño es tan importante como la cantidad.
Afortunadamente, existen soluciones respaldadas por la ciencia:
Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad vital. Romper el ciclo de sueño deficiente y dolor crónico puede mejorar significativamente la calidad de vida.
Priorizar el descanso y adoptar estrategias respaldadas por la ciencia puede ser la clave para reducir la inflamación y vivir con menos dolor.
Tu salud comienza en tus hábitos nocturnos; ¡cuídalos!
Con información de: Muy Interesante