La Presa Villa Victoria, una de las tres más grandes del Sistema Cutzamala, se enfrenta a una grave situación de contaminación que afecta tanto a la salud pública como a la vida acuática, según un reciente estudio elaborado por expertos del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Este embalse, ubicado en...
agosto 20, 2024
La Presa Villa Victoria, una de las tres más grandes del Sistema Cutzamala, se enfrenta a una grave situación de contaminación que afecta tanto a la salud pública como a la vida acuática, según un reciente estudio elaborado por expertos del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Este embalse, ubicado en el Estado de México y conocido por ser un punto de pesca para los habitantes locales, presenta altos niveles de contaminantes, incluyendo metales pesados como aluminio y hierro, lo que ha encendido las alarmas sobre los riesgos que estos elementos tóxicos representan.
A pesar de que el agua de la presa es sometida a procesos de potabilización antes de ser enviada al Valle de México, el estudio del IPN subraya que la presencia de estos metales podría poner en peligro no solo a los pobladores que dependen de este recurso, sino también a la fauna que habita en el embalse. Los investigadores destacaron que estos metales interfieren con las actividades biológicas de los peces, inhibiendo procesos cruciales como la alimentación y la reproducción.
Uno de los aspectos más preocupantes es la disminución reportada en la población de peces, en particular de la carpa común, una especie que también sirve como bioindicador de las condiciones del agua.
Las muestras de agua tomadas por los expertos revelaron que la contaminación afecta las funciones motoras, visuales y neuronales de las larvas de peces, alterando su actividad locomotora basal y orientación, lo que podría tener consecuencias devastadoras para la biodiversidad de la zona.
Además de los metales pesados, el estudio identificó la presencia de sustancias médicas como carbamazepina, diclofenaco y metformina, así como residuos de fertilizantes y pesticidas, lo que agrava aún más la situación. Estos contaminantes, según los investigadores, provienen de diversas fuentes, incluyendo las aguas residuales de nuevas urbanizaciones cercanas y la deforestación de áreas boscosas, que han sido sustituidas por zonas agrícolas.
El impacto de la sequía en la región también ha sido un factor determinante en la crisis que atraviesa la Presa Villa Victoria. Actualmente, el embalse se encuentra al 29.4% de su capacidad, muy por debajo del promedio histórico de 58.9%. Esta es la menor tasa de recuperación de las tres principales presas del Sistema Cutzamala, que también incluye a El Bosque, con un nivel del 51.9%, y Valle de Bravo, que se encuentra al 32.4%.
«En los últimos años se han reportado disminuciones en el volumen de agua superiores al 70 por ciento entre 2018 y 2022, debido a la deforestación de áreas boscosas que son sustituidas por zonas agrícolas», explicaron los investigadores, subrayando la necesidad de reforestar y restaurar las áreas naturales circundantes para mejorar la retención de agua y reducir la escorrentía de contaminantes hacia el embalse.
Villa Victoria, junto con las presas de Valle de Bravo y El Bosque, envía agua a la planta potabilizadora Berros, desde donde se distribuye a la Ciudad de México. Sin embargo, el estudio del IPN también reveló que las tres plantas de tratamiento de aguas residuales que operan en la zona están funcionando por debajo del 50% de su capacidad, lo que agrava la situación de disponibilidad y calidad del agua.
La comunidad local y los expertos en medio ambiente están atentos a las medidas que las autoridades puedan implementar para revertir esta alarmante situación. Mientras tanto, la población que depende de la pesca en Villa Victoria enfrenta la incertidumbre de cómo la contaminación y la sequía continuarán impactando sus medios de vida y la seguridad alimentaria de la región.
Con información de: Reforma