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La gentrificación en la Ciudad de México: ¿un fenómeno inevitable con ganadores y perdedores?

La gentrificación se ha convertido en un término omnipresente en las discusiones sobre el desarrollo urbano. Sin embargo, a menudo se utiliza de manera errónea, sin comprender completamente su significado y sus implicaciones. Si bien es cierto que la Ciudad de México ha experimentado profundas transformaciones en las últimas...

diciembre 2, 2024

La gentrificación se ha convertido en un término omnipresente en las discusiones sobre el desarrollo urbano. Sin embargo, a menudo se utiliza de manera errónea, sin comprender completamente su significado y sus implicaciones. Si bien es cierto que la Ciudad de México ha experimentado profundas transformaciones en las últimas décadas, no todos los cambios urbanos pueden atribuirse a la gentrificación.

Este fenómeno se define como un proceso en el cual barrios tradicionalmente habitados por clases populares se transforman debido a inversiones que aumentan su valor inmobiliario y atraen a residentes de mayor poder adquisitivo. Como señala el experto Michael Janoschka, esta «metamorfosis de la ciudad consolidada» tiene «ganadores y perdedores». La llegada de nuevos residentes con mayor capacidad económica a menudo resulta en el desplazamiento y la exclusión de los habitantes originales.

¿Qué ha sucedido en la Ciudad de México?

Los cambios en la capital mexicana comenzaron a mediados del siglo XX con la migración del campo a la ciudad y la transición hacia una economía de servicios. Sin embargo, ha sido en el siglo XXI donde se han agudizado las transformaciones urbanas, impulsadas por la inversión inmobiliaria, la revitalización de espacios y las modificaciones en el paisaje urbano.

A inicios del siglo XXI, se implementó una política de construcción de vivienda popular en la periferia de la ciudad. Si bien esto facilitó el acceso a la vivienda, también generó la expansión urbana descontrolada y la creación de viviendas de baja calidad en zonas alejadas. Al mismo tiempo, las empresas inmobiliarias comenzaron a construir megaproyectos urbanos que integran espacios residenciales, comerciales y de entretenimiento, atrayendo a un nuevo perfil de residente con mayor poder adquisitivo.

El Gobierno de la Ciudad de México también ha implementado políticas de protección del patrimonio y áreas ecológicas, así como la recuperación de espacios públicos y la rehabilitación de barrios centrales. Víctor Delgadillo, experto en desarrollo urbano, destaca el papel del Estado en la promoción de negocios privados bajo un discurso de sustentabilidad, así como la revalorización de barrios históricos que a menudo excluye a ciertos grupos y prácticas populares.

Ejemplos de gentrificación en la Ciudad de México

Diversas zonas de la ciudad han experimentado procesos de gentrificación. Las colonias Roma y Condesa, Polanco y Xoco, así como barrios centrales como La Merced y la Alameda Sur, han sufrido transformaciones significativas en su tejido social y económico.

Un artículo de El País destaca cómo la llegada de «nómadas digitales» a colonias como la Roma y Condesa ha generado inflación y preocupación entre los residentes por el aumento en los precios de la vivienda y la transformación de la vida cotidiana. El incremento de proyectos inmobiliarios, los cambios de uso de suelo y la recuperación de espacios públicos han contribuido a este proceso.

El Barrio de Xoco ha sido escenario de una lucha contra el megaproyecto «Mitikah», debido a la preocupación por la afectación a los servicios, el aumento del tráfico, la sobrepoblación y el incremento de precios en la zona. Por otro lado, el proyecto «Bajo puentes», implementado por el Gobierno de la Ciudad, si bien ha dignificado el trabajo de algunos comercios informales, también ha expulsado a indigentes y población informal de estos espacios.

Consecuencias y desafíos

La gentrificación en la Ciudad de México presenta un panorama complejo con consecuencias tanto positivas como negativas. Si bien la recuperación y rehabilitación de espacios es un aspecto positivo, también se observa la expulsión y segregación de colectivos empobrecidos.

Es necesario un análisis profundo y la implementación de políticas que armonicen los intereses de los diferentes grupos afectados por este fenómeno. La pregunta clave es: ¿para quién es la ciudad? La respuesta debe considerar el derecho a la ciudad y la necesidad de un desarrollo urbano inclusivo y equitativo.

La gentrificación no es un proceso intrínsecamente negativo, pero sus consecuencias pueden serlo si no se gestiona adecuadamente. Es crucial un debate informado y la participación de todos los actores involucrados para asegurar que la transformación urbana beneficie a toda la población y no solo a unos pocos.

Vía: UNAM Global

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