El envejecimiento de la piel es un proceso complejo influenciado por diversos factores hormonales que afectan su estructura y apariencia. Un reciente estudio dirigido por el doctor Markus Böhm, de la Universidad de Münster en Alemania, destaca la relevancia de las hormonas en la degradación del tejido conjuntivo, la...
marzo 19, 2025
El envejecimiento de la piel es un proceso complejo influenciado por diversos factores hormonales que afectan su estructura y apariencia. Un reciente estudio dirigido por el doctor Markus Böhm, de la Universidad de Münster en Alemania, destaca la relevancia de las hormonas en la degradación del tejido conjuntivo, la supervivencia de las células madre y la pérdida de pigmento, factores determinantes en la formación de arrugas y el encanecimiento del cabello.
Los investigadores subrayan que la piel no solo responde a las hormonas que regulan su envejecimiento, sino que también actúa como un miniorgano endocrino capaz de producir hormonas. Esta función dual la posiciona como un elemento clave en el sistema endocrino, regulando el envejecimiento a nivel molecular.
Uno de los hallazgos más relevantes es el papel del factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 (IGF-1) en la regeneración cutánea. Con la edad, los fibroblastos dérmicos reducen su producción de IGF-1, disminuyendo la regeneración celular y favoreciendo la aparición de arrugas. Este hallazgo sugiere que el IGF-1 podría convertirse en un objetivo clave para futuras terapias antienvejecimiento.
En las mujeres, los estrógenos juegan un papel crucial en la síntesis de colágeno, la hidratación y la elasticidad de la piel. Durante la menopausia, sus niveles caen drásticamente, provocando una reducción del colágeno de hasta un 30% en los primeros años y una disminución adicional del 2% anual. Esta pérdida resulta en una piel más fina, seca y menos elástica, acelerando el envejecimiento cutáneo.
El estudio reafirma la eficacia de los retinoides, compuestos como el retinol y el ácido retinoico, en la estimulación de la producción de colágeno y la renovación celular. Estas sustancias reducen las arrugas y mejoran la firmeza de la piel al inhibir la acción de enzimas que degradan la matriz extracelular.
Otro compuesto con gran potencial es la melatonina, reconocida por su capacidad antioxidante y protectora contra los radicales libres. Según los investigadores, esta hormona ayuda a preservar la estructura del colágeno, contrarrestando el daño oxidativo y favoreciendo la reparación celular.
El estudio también destaca la relevancia del folículo piloso como un miniorgano endocrino clave en el envejecimiento capilar. Con el tiempo, la disminución de IGF-1 y los cambios en la señalización hormonal provocan la pérdida de pigmento y la miniaturización del folículo, contribuyendo a la aparición de canas y alopecia.
Los expertos sugieren que el futuro de la dermatología antienvejecimiento podría centrarse en terapias hormonales personalizadas, combinando hormonas como melatonina, estrógenos y otros compuestos que optimicen la regeneración cutánea y la protección celular. Este enfoque representa un cambio de paradigma en el cuidado de la piel, priorizando el equilibrio hormonal sobre los tratamientos convencionales.
Con información de: Muy Interesante